Todo lo que aquí lea es producto de su i-ma-gi-nación.

martes, 12 de diciembre de 2006

La caida de Barney

Luces, villancicos.
Mucha, mucha gente, avalanzándose sobre los mostradores.
Menos aire acondicionado, más villancicos.
Rostros airados, gente gesticula.
Las luces brillan, el murmullo aumenta, pero aún se escuchan los villancicos.
Siento que me miran, doy media vuelta, nadie.
Cae una gota sobre mi cabeza.
Alzo la mirada, cientos de Barney me observan, desde unos 3 pisos más arriba.
Vuelve a caer una gota, esta vez sobre mi mejilla, la limpio, es lila.
Villancicos, luces, murmullo.
Uno salta, lo veo, y mientras cae aún sonríe.
"Te quiero yo y tú a mí, somos una familia ..."
Se estrella contra el suelo, para de cantar.
Nadie mira, nadie se dio cuenta o no le importó.
La escalera mecánica me lleva al primer piso.
En este piso también se escuchan villancicos.

domingo, 3 de diciembre de 2006

Intento N° 123

Desperté.
Estaba decidido, iba a la guerra.
Faltaban 5 minutos para que sonara el despertador.
Debía actuar rápido y sigilosamente, llegar antes que mi presa para emboscarla.
Granadas y piedras ya estaban en mi morral, pasé semanas recolectándolas, incluso tengo un par que recogí hace años.
Comienzo a deslizarme suavemente por el borde de la cama. Se prende la luz de la pieza del fondo.
Silencio. Contengo la respiración. Escucho.
Lo veo pasar, apreto los ojos con fuerza. Que no me vea, suplico.
Se detiene, sigue de largo.
Pasos y ruidos lejanos. Se aproxima nuevamente.
Esta vez no se detiene, lleva una botella en su mano.
Se apaga la luz de la pieza del fondo.
Suena el despertador. Nadie se levanta a apagarlo.