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viernes, 30 de marzo de 2007

El fantasma de las vidas olvidadas

Hace poco más de un mes, me vino a visitar el fantasma de las vidas olvidadas. En realidad yo lo invité a un cafecito de camaradería, pues hacía mucho tiempo que no recordaba la vida.
Estuvo muy interesante la conversación, pero me mostró tantas cosas que ya eran lejanas para mí, algunas ya no las recoraba y, por lo tanto, habían dejado de existir, pero aún seguían ahí, viviendo.
Me hizo preguntas también, pero no se si por el shock de la información o porque realmente no sabía cómo responderlas, callé.
Mientras me hablaba, me miraba, y yo lo miraba también, con una fuerte sensación de querer bajar la cabeza. Fue un ejercicio de ego seguir mirándolo a los ojos, aunque mi mente ya no veía nada, no lo veía a él ni la habitación en que estábamos, solo los recuerdos, y en esta imágen mental yo estaba de espaldas.
Pensé que iba a escribir inmediatamente este encuentro, como una novedad y rareza que me había sucedido, mas no pude. Me dijo y mostró tantas cosas de vidas que yo había olvidado, y que no sabía si quería manejarlas, que preferí olvidar por un tiempo.
Ahora me siento a escribir, recuerdo y me pregunto: ¿habrá alguien para quién yo sea una vida olvidada, en cuántas personas ya dejé de existir, ya no soy?
Miro mi cuerpo y me doy cuenta que estoy completa, creo que estoy lista para una nueva cita con el fantasma de las vidas olvidadas, pero esta vez lo esperaré, además, con unas galletitas.